El kanji es más que un carácter: es un símbolo en capas moldeado por la historia, la cultura y las emociones.
Un mismo kanji puede tener múltiples significados, pronunciaciones y connotaciones dependiendo de su contexto.
Esa complejidad es lo que hace que el kanji sea tan bello, y también la razón por la que debe tratarse con cuidado.
Mucha gente confía en las traducciones automáticas o en las búsquedas rápidas en Google, para acabar con un símbolo que parece impresionante pero que significa algo totalmente distinto, o peor aún, algo inapropiado o culturalmente insensible.
Por eso adoptamos un enfoque diferente.
No sólo traducimos, también interpretamos.
Seleccionamos los kanji en función de su intención, la emoción que desea expresar y el contexto cultural que confiere al símbolo su verdadera profundidad.
Tu kanji debe reflejarte, no sólo en su aspecto, sino también en su significado.